Señor Chueca; es gran merced
verme hoy aquí, porque así
usted me conoce a mi,
y yo le conozco a usted.
Mas si he de hablar en conciencia,
que es como lo manda Dios,
declaro que entre los dos
hay notable diferencia.
En mi, se extinguió la llama
en que inspirarme solía;
usted se abrió «La gran vía»
que le conduce a la fama.
Y aunque ha tiempo que le abona
su nombre, nuevo homenaje
hoy recibe en su viaje
«de Madrid a Barcelona».
A usted, su naciente gloria
le abre, entre dorados sueños,
mil horizontes risueños;
a mí me queda... ¡la historia!
Y por mucho que yo haga,
somos, y bien se comprende,
usted la luz que se enciende,
y yo la luz que se apaga.
¡Ley impuesta a los humanos
por la Omnipotencia suma!
Mas si muerta está mi pluma
aun tengo vivas las manos.
Y aquí, en el alma, en verdad,
al aplaudirle con ellas,
deja mi entusiasmo huellas
de mi buena voluntad.
Yo sé bien que es fuerza, mucha
mucha fe, mucho ardimiento,
para que venza el talento
del mundo en la humana lucha.
Sé que antes, de hados adversos,
triunfa en el rudo combate,
quien sabe hacer chocolate
que el que hace música y versos.
Sé que cualquier vividor,
prestamista o especiero,
si consigue hacer dinero,
llega a duque o senador.
Y que artistas y poetas,
al morir, dejan, cabales,
el que menos ... seis reales;
el que más ... cinco pesetas.
¡Y bien! De tan triste palma
el privilegio yo invoco,
que si en mi mente hay ya poco,
¡me queda mucho en el alma!
Dios quiso dar, bienes dos,
aquí a la humana miseria:
el uno, todo materia;
el otro, ¡esencia de Dios!
¡Y es claro! La gloria estriba
en llegar al que nos trajo;
si el uno se queda abajo,
el otro nos lleva arriba.
Nutra, pues, sus ilusiones;
conquiste coronas ciento,
que un adarme de talento
¡vale más que cien millones!
Si usted, a quien glorifico,
por arrobas lo alimenta,
puede usted echar la cuenta,
¡y juzgue si es usted rico!
Riqueza honrada y preclara;
banca sin falsos halagos,
que no suspende sus pagos,
que en quiebra no se declara.
Por eso es la admiración
que hoy este grupo le envía;
noble y franca, cual la mía,
¡que sale del corazón!
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De esta guisa se dirigió en célebre reunión de homenaje al maestro Chueca el escritor don Luis de Loma y Corradi. Corría el mes de febrero de 1888, un mes que vio el estreno en Barcelona de una obra del maestro Chueca Robles, don Federico, sobre texto del escritor Eloy Perillán Buxó. El estreno de la obra fue propiciado por el empresario don Ceferino Palencia, como una acción de acercamiento de las sociedades madrileña y barcelonesa, y para demostrarlo más explícitamente lo hizo con una obra intitulada "De Madrid a Barcelona", estrenada tal día como hoy, el 10 de febrero de 1888. Cabe mencionar la colaboración siempre fiel de don Joaquín Valverde Durán (el padre) en la música de la obra.
Fue aquella una velada gloriosa, un tributo al castizo maestro Chueca en la capital catalana, y fue aquél un estreno aplaudido, el de una revista que termina con una jota, una música que, por cierto, es tan catalana como castellana, y aunque se lleva la fama la jota aragonesa es sin duda el baile español por excelencia, extendido a todas las regiones, que en tiempos se llevó incluso a las Filipinas, entonces ocupadas por España. Esa jota «De Madrid a Barcelona» tiene esta letra:
Cuchichí la-ra-ra la-ra la-ra-ra
Cuchichí la-ra-ra la-ra la-ra-ra
Es Barcelona un edén, un jardín ameno,
donde se respira placeres y amor.
Es sin disputa el país donde las mujeres
tienen en sus ojos un chic seductor.
A la jota jota de las catalanas
que sin ser flamencas son ufanas barbianas.
Olé por el pueblo, olé por Madrid,
olé por la gente que estamos aquí.
Cuchichí si esta obra te agrada
Cuchichí danos una palmada,
pero en fin si es que no te agradó
ten piedad, ten piedad del autor.
¡Viva el madrileño! ¡Viva el catalán!
Hoy sus corazones fraternizarán
y si bien unidos se les logra ver
será nuestra Patria lo que debe ser.
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Os dejo con un número musical de la obra, en un registro muy antiguo: http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000135074&page=1
verme hoy aquí, porque así
usted me conoce a mi,
y yo le conozco a usted.
Mas si he de hablar en conciencia,
que es como lo manda Dios,
declaro que entre los dos
hay notable diferencia.
En mi, se extinguió la llama
en que inspirarme solía;
usted se abrió «La gran vía»
que le conduce a la fama.
Y aunque ha tiempo que le abona
su nombre, nuevo homenaje
hoy recibe en su viaje
«de Madrid a Barcelona».
A usted, su naciente gloria
le abre, entre dorados sueños,
mil horizontes risueños;
a mí me queda... ¡la historia!
Y por mucho que yo haga,
somos, y bien se comprende,
usted la luz que se enciende,
y yo la luz que se apaga.
¡Ley impuesta a los humanos
por la Omnipotencia suma!
Mas si muerta está mi pluma
aun tengo vivas las manos.
Y aquí, en el alma, en verdad,
al aplaudirle con ellas,
deja mi entusiasmo huellas
de mi buena voluntad.
Yo sé bien que es fuerza, mucha
mucha fe, mucho ardimiento,
para que venza el talento
del mundo en la humana lucha.
Sé que antes, de hados adversos,
triunfa en el rudo combate,
quien sabe hacer chocolate
que el que hace música y versos.
Sé que cualquier vividor,
prestamista o especiero,
si consigue hacer dinero,
llega a duque o senador.
Y que artistas y poetas,
al morir, dejan, cabales,
el que menos ... seis reales;
el que más ... cinco pesetas.
¡Y bien! De tan triste palma
el privilegio yo invoco,
que si en mi mente hay ya poco,
¡me queda mucho en el alma!
Dios quiso dar, bienes dos,
aquí a la humana miseria:
el uno, todo materia;
el otro, ¡esencia de Dios!
¡Y es claro! La gloria estriba
en llegar al que nos trajo;
si el uno se queda abajo,
el otro nos lleva arriba.
Nutra, pues, sus ilusiones;
conquiste coronas ciento,
que un adarme de talento
¡vale más que cien millones!
Si usted, a quien glorifico,
por arrobas lo alimenta,
puede usted echar la cuenta,
¡y juzgue si es usted rico!
Riqueza honrada y preclara;
banca sin falsos halagos,
que no suspende sus pagos,
que en quiebra no se declara.
Por eso es la admiración
que hoy este grupo le envía;
noble y franca, cual la mía,
¡que sale del corazón!
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De esta guisa se dirigió en célebre reunión de homenaje al maestro Chueca el escritor don Luis de Loma y Corradi. Corría el mes de febrero de 1888, un mes que vio el estreno en Barcelona de una obra del maestro Chueca Robles, don Federico, sobre texto del escritor Eloy Perillán Buxó. El estreno de la obra fue propiciado por el empresario don Ceferino Palencia, como una acción de acercamiento de las sociedades madrileña y barcelonesa, y para demostrarlo más explícitamente lo hizo con una obra intitulada "De Madrid a Barcelona", estrenada tal día como hoy, el 10 de febrero de 1888. Cabe mencionar la colaboración siempre fiel de don Joaquín Valverde Durán (el padre) en la música de la obra.
Fue aquella una velada gloriosa, un tributo al castizo maestro Chueca en la capital catalana, y fue aquél un estreno aplaudido, el de una revista que termina con una jota, una música que, por cierto, es tan catalana como castellana, y aunque se lleva la fama la jota aragonesa es sin duda el baile español por excelencia, extendido a todas las regiones, que en tiempos se llevó incluso a las Filipinas, entonces ocupadas por España. Esa jota «De Madrid a Barcelona» tiene esta letra:
Cuchichí la-ra-ra la-ra la-ra-ra
Cuchichí la-ra-ra la-ra la-ra-ra
Es Barcelona un edén, un jardín ameno,
donde se respira placeres y amor.
Es sin disputa el país donde las mujeres
tienen en sus ojos un chic seductor.
A la jota jota de las catalanas
que sin ser flamencas son ufanas barbianas.
Olé por el pueblo, olé por Madrid,
olé por la gente que estamos aquí.
Cuchichí si esta obra te agrada
Cuchichí danos una palmada,
pero en fin si es que no te agradó
ten piedad, ten piedad del autor.
¡Viva el madrileño! ¡Viva el catalán!
Hoy sus corazones fraternizarán
y si bien unidos se les logra ver
será nuestra Patria lo que debe ser.
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Os dejo con un número musical de la obra, en un registro muy antiguo: http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000135074&page=1
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