divendres, 5 d’agost del 2011

Desmemorias fragmentarias (Introducción - 2)

Hoy leí que la memoria tiene un componente de sucesos y otro de ordenación temporal de los sucesos. Dicen que el transtorno de una cierta parte del cerebro está relacionado con lo segundo, y que quien lo padece es capaz de recordar cosas pero no es capaz de dotar a los recuerdos de un significado al no conseguir encajar temporalmente los sucesos. Entiendo. Algo así como tener una caja de viejas fotografías y no saber ordenarlas temporalmente. ¡Podrías reconstruir tu vida en un orden diferente cada vez que abres la caja!

Para mí la memoria se divide (o multiplica, según se mire) en interna y externa. Interna es la original mía o la de aquellas cosas que creo recordar por mí mismo, externa es la que se apoya en objetos o personas, todo aquello que está fuera de lo que puedo recordar cerrando los ojos y sumiéndome en una habitación libre de sonidos y olores.

Los internos, tengo que reconocerlo, son migratorios y variables en su mayoría. Hay algunos firmemente asentados, que no cambian con el tiempo, que son como fotografías bien documentadas, incluyendo matices no solo visuales sino también de olores, de sensaciones del espacio en el que suceden los hechos recordados, y otros muchos componentes que conforman algo más un 3D de los sentidos. Luego están los demás, los que "me suena que...", "me parece que..." y los de "no sé si lo recuerdo o me lo invento". De estos últimos hay tantos que podría escribir un libro ... ¡si no fuera porque lo estoy haciendo!

Y es precisamente gracias a las fotografías que puedo ordenar algunos hechos remotos de mi vida, como muchas personas, pero no son el componente más importante de mi memoria externa. Para mí mi memoria son los demás: vosotros (o ellos) sois (o son) la fuente inagotable de sorpresas de mi propia biografía. Desaparecida mi madre, con ella se fue un porcentaje muy alto de mi memoria externa, la de la infancia y adolescencia, pero también la de tantos hechos narrados en confidencias que después olvidé o enterré, en el sentido que comentaba ayer de lo que es enterrar un yo anterior.

De esas memorias de personas conocidas quiero destacar que algunas son recuerdos de "ida y vuelta", o quizás sea mejor llamarlos "copia de seguridad de los recuerdos". Supongamos que tras un viaje le comento a mi amigo X que en París mis compañeros de trabajo entraron en el Crazy Horse mientras yo me quedaba en el hotel, algo arrepentido de no ir al music hall pero convencido de que salir a las 2 de la madrugada del local no es lo mejor si tenemos que levantarnos a las 7 para empezar una dura jornada de trabajo en la ciudad. Al cabo de muchos años, mi amigo X me devuelve el recuerdo, el cual ha vivido una vida propia en X y se ha visto modificado por el entorno en el que ha vivido interno. El recuerdo me es devuelto como que "¡Sí hombre! ¡Me lo contaste tú! ¡Estabas en París y tus compañeros se fueron de putas y tú no quisiste porque estabas casado!". A eso me refiero con lo de ida y vuelta, se van de una forma y vuelven cambiados, pero tú no estás en disposición de saber qué parte está cambiada.

Imagina que cuando te devuelve el paquete de memoria tú ya no recuerdas nada de aquella anécdota. Imagínalo por un momento, seguro que si padeces mi desmemoria fragmentaria entonces entenderás que puedes llegar a creer que realmente pasara algo así, porque aunque no lo recuerdas en absoluto tu amigo te está ofreciendo datos que sí recuerdas: sabes que estuviste en París, que lo hiciste con compañeros de trabajo, algo te suena de que te quedaste en el hotel solo una noche ... ¿pero qué es lo que no cuadra?

El backup de memoria se ha convertido en una trampa, a partir de ese momento recordarás haber sido un puritano en París, en lugar de recordar haber sido muy poco amante de la sana diversión y bastante formal en lo profesional. Que no es lo mismo, vaya.

En algunos casos soy capaz de reconocer que aquél no es mi paquete de memoria o que ha sido ampliamente alterado. En otros casos incluso llego a dudar acerca de cuál es la verdadera historia, y comparando ambos paquetes, el interno y el externo, acabo siempre por reafirmarme en el interno. ¡A fin de cuentas es mío! Pero en muchos casos no tengo manera de separar el trigo de la paja y acabo por incorporar una versión de segunda mano de mi propia vida a mi memoria interna, lugar en el cual esa anécdota sufrirá una transformación tamizada por mi yo actual para convertirse en una tercera versión aún más alejada, seguramente, de la original que aquella que se me devolvió como copia segura.

Luego está la memoria de las discusiones, la del "tú dijiste y yo dije". Esa no existe, el espacio reservado en mí para las largas discusiones es como una cinta continua grabadora de corta duración: conforme avanzan las discusiones las fases anteriores quedan machacadas y borradas. En cambio, por increíble que a mí me parezca, los demás parecen recordar siempre las afrentas que les hice, una detrás de otra y hasta con mis propias palabras, o al menos con mi forma de expresarlas. Resumiendo las grandes discusiones las recuerdo por su duración, no por su contenido, y por las conclusiones adoptadas, por supuesto, aunque no sean las que en su momento adopté, sino las que ahora creo que eran las conclusiones realmente adoptadas. Mi mundillo interno es capaz de transformar cualquier cosa, ya ves.

A estas alturas debes pensar que no me fío de mí mismo ni de los demás en lo que concierne a mi propio pasado. Aciertas en parte, porque no me fío de mi pasado puntual, del de las fotografías, de las instantáneas, de las anécdotas o de las grandes frases pronunciadas en los grandes momentos, de todo aquello que podría narrar si hubiera escrito un Diario. De todo eso no me fío, porque no escribí ningún diario. ¿De qué me fío entonces? Pues de los grandes trazos, de las travesías pero no de las etapas, de los puntos de partida y de llegada que han marcado mi deambular, del resumen más que del detalle de mi vida.

Es por eso que intitulé estas líneas como "Desmemorias" pero también como "fragmentarias", porque lo que en ellas puedes encontrar son fragmentos fiables de mi vida y muchos fragmentos de mi desmemoria, estos últimos basados en gran parte en las copias de seguridad externas a mi memoria.

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